La primera vez que me fui, llovía. Tu cara de malhumor por las gotas incesantes me dio un poco de gracia. Nunca me besaste al decirme chau y te dejé mirándome mientras me mojaba los pies con el césped alto.
La segunda vez fue en invierno, el horrible –y amoroso- monstruo helado. Me abrazó con un terciopelo oscuro que se adhería a mi cara, a mis manos, al paraguas inútil, siempre inútil. Había baldosas flojas por doquier y me enojaba tener que bailar sin ganas por las veredas. Era miércoles o jueves, tal vez de noche.
La tercera vez, verano, en una tormenta caprichosa que decidió azotarme, el viento aplastándome y mis hombros desnudos temblando. Vi borrachos y mariposas y una chica con caballos en su vestido me empujó al pasar hacia la puerta. Pensé: que ridículo vestido para un final así.
3 comentarios:
Interesante blog :D, no lo conocia pero, ahora puede ganarse un lugar en mis favoritos..
Saludos !!! :D
:)
amalio.
lo importante es apreciar la variedad de opciones que tiene una para retirarse.
mis zapatillas siempre cerca. son resistentes a todas las condiciones climaticas.
beso querida. quierola mucho muchisimo.
Publicar un comentario