22.1.08

REMIENDOS | Lluvia.Sueños.Pasado |


La mañana me ataca sin darme cuenta y tengo el blanco virginal de la hoja, esperándome, esperando el azul obsceno que la deshonre, al falo agudo metálico que la recorra.

Pienso en escribir sobre tantas cosas amontonadas en mi puño. Quise escribir sobre el perdón, sobre los límites del amor, sobre el sufrimiento de vernos heridos por aquellos que poseen no una, sino todas las llaves que necesitamos para sentirnos seguros.

Después pensé en escribir sobre las cuentas pendientes. Aquellas que nos persiguen por los años sin descanso hasta que finalmente dejamos de darles la espalda. Tenemos alguna vez que respirar hondo y cerrar esas rendijas que dejan pasar tanto frío.

Pero después leí lo escrito y me puse triste. El cielo gris es un telón fabuloso pero por qué esparcir mis esquirlas melancólicas? Mejor sería imaginar, historias de gente que miro en la calle y no tiene idea que quiero robarles su vida y hacerlas mías. Después deslizar trazos por la hoja dispuesta, trazos que hablen sobre madrugadas, cinturas húmedas y pequeños secretos susurrados en la oscuridad.

Sin embargo no puedo porque mi muñeca se queja y se detiene porque no he hecho más que desvariar en signos curvilíneos. Los parlantes ahogan las notas con deseos y dolores que me acompañaban hasta entonces. Y reviso mis listas y encuentro el canciones sucias y manoseadas que me ayudará a pensar en cosas irrelevantes. No más Air Supply, lo juré.

Me quiero reír. Quiero decir cosas que hagan reír a todos y solo recuerdo las cosquillas de mi mamá cuando estábamos juntas, nadie más era necesario y ella era lo único, lo único, y no era cierto.

Me resigno, me rindo. No puedo escribir sobre nada. Mis ideas están diluidas como la tinta que se escapó y me mancha la palma de la mano.

Las mujeres regirán el mundo cuando podamos hacer una sola cosa. Solo una. Y morir por ella.