21.5.12

OH MOTHER QUEEN

same mistake



Abrí los ojos y lo vi con su camisa abierta dejando su pecho brilloso agitarse sin barreras. Lo toqué con la punta de mis dedos, apenas apoyando las yemas sobre la piel, deslizándolos despacio hacia abajo. La respiración se hizo profunda y un gemido me avisó que había llegado a un punto crítico.

(Su boca sobre la mía, suave, como si fuera una fruta)

Luces, Madonna ronroneando lejos. Mi propia agitación y su cara a mi lado diciéndome algo que no recuerdo.

Sus manos siguen sobre mi , acariciándome como si fuera a escaparme. Susurra, me gusta tu piel; me recorre punta a punta, besos pequeños y grandes, traidores, de nuevo el derrumbe de cualquier voluntad, me someto al calor que sube espalda arriba, electrificando poros y sentidos.

Recuerdo el vino, la brasa encendida de un cigarrillo en el balcón, el mundo que se apaga lento, el silencio que sigue, un rumor sordo en mis oídos que aumenta. Me tiembla la garganta y me aferro a su hombro, a su pelo, luego vuelve el silencio, luego es como si despertara finalmente.

Imposible no sentirme nerviosa, con los años que habían pasado entre nosotros (nosotros: mente-cuerpo-expectativas), éramos otros. Diferentes y no. Convergíamos otra vez, imposible no sentirme nerviosa.

Mick Jagger gritaba su rocanrol desde Inglaterra, mother queen, he allí todo pulmones y furia. Terminamos el vino. Hicimos preguntas de rigor y otras más comprometidas, caminamos lentamente en las fantasías de cada uno. Éramos presente, vino, cigarrillos, Mick Jagger, Keith el inmortal, etc. Rodamos, toda la noche, riéndonos de la mismísima realidad.


Photo: Same Mistake by macxoom


20.5.12

ATARDECERES ETERNOS

Hubo distancia, un millar de kilómetros
a través de ellos, por los segundos
que duró,
el adiós, la despedida,
el mundo conocido, las mañanas adormecidas,
en un disparo de luz, tan breve como un latido.
Afuera las vidas concluyen
y no les importa
porque la muerte les ocurre en este instante.

No es la compañía obtusa
la soledad de los poetas,
ni siquiera son las lágrimas
que salan almohadas y madrugadas.
No son los eternos atardeceres
insoportables
en belleza y fin.
Se trata, le susurra, de aquello que no será,
las miles de moléculas de aire
que ya no nos pertenecerán,
no habrá risas
en la mundanidad de un cuarto.

Es una casa abandonada, llenándose de arena
abandonada hasta del tiempo,
donde los fantasmas
se buscan en retratos,
quiénes fueron
algún indicio que sus vidas continúan
aunque se sabe
no hay tal milagro,
nos queda cerrar las puertas con doble llave
y esperar que otra noche pase
asi nadie nos escuche, asi a nadie le importe.