Hoy es mi
último día de terapia. Último quizás por mucho tiempo debido a las vacaciones,
la obra social, mi pobreza, etc. Las excusas siempre vienen de a muchas.
Entonces…
…
…
…
A las 1730
entraré a ese edificio que –dicen- se puede caer en cualquier momento porque es
viejísimo. Segundo piso, B. B de bueno,
bondad, bello, boludo, bisexual.
Pueden ser
todos adjetivos a mi psicólogo, aunque no los merezca (a todos) porque es un
hombre como ya no vienen, que me ha llevado por los tumultuosos recorridos de
mi subconsciente, puteándome, riéndose, peleándome.
Voy a
extrañar esos 40 minutos de vómito mental, (a menudo criticándole en mi cabeza
su gusto para los pulóveres), esa silla incómoda y la biografía de Lacan
mirándome al lado.
En vísperas
de la despedida, consideré buena idea escribir algo conmemorativo, quizás
hacerlo costumbre. Una vez ya escribir intrascendencias me ayudó a salir de un
pozo y conseguirme muchos problemitas con los cuales estar ocupada. Me gustan
los problemas, me mantienen entretenida. Ahora tengo un criterio mucho más refinado
para elegirlos así que puede ser un hermoso experimento. Estuve
desocupada mucho tiempo y no hay peor castigo para un ser humano que estar con
sus propios pensamientos sin tener donde quemarlos.
Gracias D, aunque nunca me leas, como te lo digo
siempre, todo esto es tu culpa.
4 comentarios:
Como siempre... un placer leerla, ni falta hace que se lo diga. O tal vez si, de vez en cuando...
Siga amiga, siga por la senda, sé que llegará muy lejos... ;)
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