Los surcos de tus labios
tu suciedad
el terciopelo de tu pupilas castañas
corro sobre tu pecho
pisoteandote el alma
me agarras de los pies
y me hundo en tu ombligo.
Las hendiduras de tu espalda
adonde me arrojo
como en el campo con el sol en la cara, con el mundo detrás
las telarañas de tu piel,
cuando te besaba, saboreaba un cielo dulce
que era suave también
era eterno
ay, me apretabas
me agarrabas
y tu respiración se acababa
alli donde empezaba mi cuello
era un viento frío
que me estremecía.
Te miro y te creo
te dejo de imaginar
te recorro y me rio
te pliegas y sonríes.
Ahi nos comienza el mundo
mientras me paseo entre tus dedos
y me enriedo.