26.1.13

POR QUÉ MIS SUEGRAS ME ODIABAN

 Parte I

By C.

Estuve conversando con una amiga sobre suegros, suegras y progenitores de pareja en general. Tengo sobre mis espaldas –lo digo sin orgullo, aclaro-, el récord de no haberle caído bien a ningún padre de mis ex parejas.
¿Por qué? Se preguntará algún incauto desconocedor de mis formas.
Analizando muy detalladamente, he aquí un par de razones por las que, seguramente, más de uno habrá querido patearme a la calle.

Number One

Tiendo –por arbitrio del destino- a relacionarme con hombres católicos. O descendiente de madres fuertemente católicas, de las copadas, con vírgenes propias y altares varios, santos favoritos y demás peculiaridades religiosas.
Yo soy atea. Básicamente un demonio evolucionista que larga relajadamente un “jamás me casaré por iglesia” y seguir sonriendo. Entonces puedo leer las caras de esas mujeres bien confesadas ¿qué planes diabólicos tendrá para mi  hijo, cómo es posible? ¿Y qué pensará del Santo Padre?
Y poner cara de circunstancia con cada mención del Vaticano, créanme, no es una forma de ganar el cariño de una suegra.


Number Two

No me gusta la gente. Los padres son gente, ergo, no me gustan los padres. No por una tendencia gratuita a detestar a la raza humana (aunque a veces si), sino por una costumbre arraigada de no confiar en la gente, parezca maravillosa o no.
Entonces, una delicada tirantez en mis modales se notará en mi intercambio social con mis futuros parientes.
Me fascinaría poder decirles: no es algo personal, simplemente no te conozco y podés ser una criatura detestable, no me vas a gustar solo porque participaste en la creación de esta persona que ahora quiero.
Otra vez, no es el mejor discurso para romper el hielo.

Number Three

Las madres suelen poner límites. Las madres suelen creer que la mujercita que elija su crecido bebé tiene que ser una prolongación de ellas mismas. Proyectan, erróneamente, su amparo y cuidado a una perfecta extraña. Pretenden que impongan los mismos límites, que impartan las mismas reglas.
Alerta de carcajada: No creo que una pareja sea un hijo heredado y haya que andar limpiándoles las narices u otros orificios. No creo en poner límites –¿acaso no somos adultos? por las barbas de Odín!-, no creo en albergarlos bajo el ala como una gallinita cuidatodo.
Las buenas intenciones de los padres, la famosa frase yo sé lo qué es mejor para vos, es la mentira más grande después de los Reyes Magos. Ellos pueden no saber que nos hace felices, puede que no sea lo que los hace felices a ellos.  Déjenos tranquilos señora,  encontraremos solitos el camino al País de las Maravillas.


-Por supuesto hay otras razones por las cuales soy un pésimo proyecto de nuera, pero prefiero dejarlo para más adelante. -

9.1.13

THANK YOU FOR ALL THE FISH


Hoy es mi último día de terapia. Último quizás por mucho tiempo debido a las vacaciones, la obra social, mi pobreza, etc. Las excusas siempre vienen de a muchas.
Entonces…


A las 1730 entraré a ese edificio que –dicen- se puede caer en cualquier momento porque es viejísimo. Segundo piso, B. B de bueno, bondad, bello, boludo, bisexual.

Pueden ser todos adjetivos a mi psicólogo, aunque no los merezca (a todos) porque es un hombre como ya no vienen, que me ha llevado por los tumultuosos recorridos de mi subconsciente, puteándome, riéndose, peleándome.

Voy a extrañar esos 40 minutos de vómito mental, (a menudo criticándole en mi cabeza su gusto para los pulóveres), esa silla incómoda y la biografía de Lacan mirándome al lado.

En vísperas de la despedida, consideré buena idea escribir algo conmemorativo, quizás hacerlo costumbre. Una vez ya escribir intrascendencias me ayudó a salir de un pozo y conseguirme muchos problemitas con los cuales estar ocupada. Me gustan los problemas, me mantienen entretenida. Ahora tengo un criterio mucho más refinado para elegirlos así que puede ser un hermoso experimento. Estuve desocupada mucho tiempo y no hay peor castigo para un ser humano que estar con sus propios pensamientos sin tener donde quemarlos.

Gracias D, aunque nunca me leas, como te lo digo siempre, todo esto es tu culpa.