27.3.10

DESNUDO AL CUBICULO



Mono: La evolución favorece a los monos. Un día los humanos serán puestos en jaulas como mascotas.
Dilbert: bah! Es imposible! Los humanos jamás nos permitiríamos ser tratados así! Ahora, fuera de mi cubículo!!


Va más alla de los biómetricos, las tarjetas, ingresar claves y ponerse un headseat mientras se finge amabilidad seis horas por día. Va más allá de sentir miradas de compasión cuando a la pregunta “en que trabajás” contestás con resignación: “telemarketer”.

El mayor reto no son los clientes enfurecidos o el sistema que se cae, no: el verdadero padecimiento de todo telemarketer es la vida alrededor de los boxes grises.

Como en la secundaria -oh pesadilla olvidable!-, la vida dentro de un call center es un sistema de castas, destinado a generar el mayor número de presiones y críticas. Los grupos arremolinados debajo de la autoridad de un supervisor mantiene una unidad ficticia, en pos de objetivos cumplidos y palmadas en la espalda de los jefes.

Veamos, entrar a empresas autoproclamadas “modernas” no garantiza que las mentes de los involucrados también lo sean: al contrario. Los nuevos jefes (generalmente antiguos portadores de headset), deciden exprimir el nuevo poder mediante técnicas medievales para garantizar sumisión y lealtad. Premio y castigo.

Las horas de coaching (ese recurso bienintencionado destinado a la mejor comunicación entre las partes) se transforma en demoledora inspiración, de donde se sale con la certeza que el señor Burns realmente existe.

La tendencia pasivo-agresiva es recordar lo confortable del lugar de trabajo (donde es más factible intoxicarse con lysoform que engriparse), las recreaciones que levantan la moral del grupo (trabajar disfrazado en Halloween es casi un ofrenda a la globalización), sumadas a todas las ventajas que ofrece un horario part-time (aunque a veces no, no te damos permiso para que puedas rendir ese final importante), se corona con un mensaje sutil y subliminal como cartel en Las Vegas que dice “aquí se hace lo que yo digo digo y punto”.

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Este es un pedazo de mi texto "Desnudo al cubículo" para la revista DIXI. Para leerlo completo sigan
este link.


Gracias a la gente de DIXI por el espacio y por la buena onda!